martes, 15 de enero de 2008

Opinion Personal

No querría olvidarme de todas las cosas que se pueden decir de Cáceres pero seguro que es inevitable que alguna quede en el tintero, por esto quiero pedir perdón a todos los cacereños entre los que me encuentro.

Para empezar a escribir de Cáceres tenemos que hablar de la hospitalidad de todos sus habitantes, una sensación que hay que notar para poder describir. Hasta hace bien poco esta provincia era prácticamente desconocida, pero gracias al auge del turismo rural y de la promoción que está haciendo la Junta de Extremadura, cada día es más conocida por todos.

De la ciudad se destaca por encima de todo su parte antigua que ha sido considerada Patrimonio de la Humanidad, creo que con eso lo estoy diciendo todo.

Caceres es de esas ciudades en las que parece que estas en una pelicula medieval,como Toledo,Salamanca,Santiago......

Aunque no es sólo la Ciudad Monumental lo más destacable también sus parques, sus calles, sus locales, todo esto hace que Cáceres tenga un ambiente especial. Y de ambientes Cáceres sabe y mucho. La marcha cacereña es bien conocida y a todo el que pasa por la ciudad deja asombrado el ver a tanto joven junto.

Además la Ciudad Monumental de noche crea unclima del que no vas a querer escapar. No puedo decir más, sólo invitar a todo el que lea mi opinión a visitar Cáceres porque se enamorará seguro.


Fiestas más importantes de Cáceres

Romería de San Fabián y San Sebastian: Es una fiesta-romería tradicional que se celebra el 20 de enero en la ermita de los Santos Mártitres, en el Paseo Alto, donde hay venta y degustación de productos de la tierra.


Fiestas de las Candelas y San Blas: Se celebran los días 2 y 3 de febrero. Es una de las más tradiciones de Cáceres, ya que se remonta al año 1561. Comienzan las fiestas con disparo de cohetes, ventas de roscas y folklore.



Semana Santa: Declarada de Interés Turístico Regional. Con fervor y entusiasmo miles de cacereños salen a las calles a acompañar y portar los pasos. Los recorridos por la zona monumental rodean a las procesiones de un incomparable marco.


















San Jorge, patrón de Cáceres: Se conmemora la reconquista de la ciudad con luchas de moros y cristianos y quema del dragón en una bella representación en la Plaza Mayor. Luego la fiesta continúa durante todo el día 23 de abril.









Bajada de la Virgen de la Montaña a la Ciudad: Diez días antes del primer domingo de mayo, la Patrona se traslada desde su Santuario a la Ciudad. Es recibida por el Alcalde en Fuente Concejo, donde le entrega el Bastón de Mando de la ciudad; luego continúa la procesión hasta la Plaza Mayor donde es recibida por miles de cacereños entre aclamaciones y muestras de cariño a su Virgen.









Festival Womad: Es un Festival Internacional de Música Etnica que se viene celebrando en Cáceres anualmente en el segundo fin de semana de mayo. La ciudad se convierte por unos días en un conglomerado de razas y cultura que conviven pacíficamente en un entorno común.








Feria de Mayo: Es la feria grande de Cáceres. Se celebra a finales del mes de mayo coincidiendo con la festividad de San Fernando. El recinto ferial se llena de luz y color con las casetas y las atracciones para los más pequeños. Las corridas de toros son también centro de atención en estas fiestas.






Festival de Teatro Clásico: Este festival se celebra durante el mes de junio. Se utilizan los escenarios naturales de plazas y palacios de la Ciudad Monumental, al aire libre. Curiosa también es la ambientación medieval que se vive en el casto antiguo durante la celebración del festival. Por este festival han pasado las primeras figuras del teatro.

Gastronomia de Cáceres


Cáceres, paraíso de caza La abundancia de la caza en Cáceres ha caracterizado siempre su cocina. En algún momento fue una carne de subsistencia y luego de auténtico lujo, merced a cuidadas preparaciones culinarias que culminan en la perdiz a la moda de Alcántara, adoptada por la cocina francesa de palacio. Además de la perdiz, otras aves, caza de pelo, mayor y menor, hacen a esta provincia una delicia para los aficionados cinegéticos. La Vera es una excelente huerta en la que se producen tomates sabrosos y pimientos. De los pimientos se obtiene un excelente condimento: el pimentón, que es un ingrediente fundamental de casi toda la chacinería española.





El pescado, de río... El pescado también está presente en los fogones cacereños. En esta provincia existen numerosas formas de preparar el bacalao, pero también se puede optar por el pescado de río: las truchas del Jerte, o las tencas. Las tencas fritas son clásicas en la cocina cacereña. En cualquier caso, también hay recetas originalísimas de la gastronomía extremeña que tienen su origen en los tiempos en los que anguilas y lampreas remontaban los ríos, y que hoy se siguen usando con otros pescados.




El mejor embutido Son excelentes las chacinas y los salazones del cerdo ibérico. Algunos productos que pueden saborearse son el salchichón, el chorizo blanco, la morcilla fresca... pero por encima de todo el jamón, el jamón de pata negra de Montánchez y Piornal. Un auténtico placer para los sentidos. Un placer que se hace aún mayor si estos productos se consumen acompañados de vinos de Pitarra; caldos cacereños que todavía se elaboran de forma tradicional.






Y el mejor queso De todos los quesos españoles, el más original, el que tiene más personalidad, el que se ha convertido en un símbolo de calidad, es la Torta del Casar, que se hace con la leche de oveja y que, en un proceso de fermentación especial, produce una auténtica exquisitez, suave, sabrosa, y con tal sabor y aromas, que nunca se puede olvidar.




La repostería cacereña Dentro del capítulo dedicado a los dulces, en Cáceres podemos encontrarnos con una gran variedad de los mismos. Desde dulces de cuchara como los huevecillos, hasta productos de repostería clásica. Bizcochos, perrunillas, repápalos, bollos de chicharrones o monuméntelas de Alcántara son algunas de las exquisiteces, destinadas a hacer las delicias de los más golosos.




Visita Guiada del Casco Historico De Cáceres










Partida



La vieja ciudad de Cáceres se encuentra en una privilegiada localización orográfica en lo alto de un cerro que domina la llanura que se extiende a sus pies, y con todas las características apropiadas para ser elegido como enclave defensivo. La muralla, que se conserva en gran medida, circunscribe un óvalo de aproximadamente 500 m. por 300 m. de radios mayor y menor respectivamente, con una orografía ascendente que propicia importantes desniveles y una estructura urbana de calles empinadas, en muchos casos escalonadas, con dos importantes focos de convergencia: uno inferior en la plaza de Santa María y otro superior en la plaza de las Veletas.
Le proponemos un retorno al pasado, un paseo por la historia que comienza en la Plaza Mayor de la ciudad de Cáceres. Sabemos que las imágenes que les mostraremos conseguirán evocarle en gran medida la paz y el sosiego de este recinto, pero nada comparable con la impresión de venir con nosotros a vivirlo. Le garantizamos que no lo olvidará.






• Ruta 1






Iniciamos nuestro recorrido en el acceso principal al recinto amurallado: un gran arco oblicuo del siglo XVIII, construido así sobre otro del siglo XV para facilitar el paso de carruajes. En el interior, una hornacina con la Virgen de la Estrella, remata el arco en la parte superior y da nombre al mismo.
Es el principal acceso al recinto amurallado. Fue construida por Manuel Larra Churriguera con una forma oblicua característica para permitir el acceso de carruajes a las estrechas callejas interiores. Se accede a él mediante escalinata desde la Plaza Mayor.















Una calle angosta nos conduce hasta la plaza de Santa María, dejando a nuestra izquierda la fachada gótica del palacio episcopal y a la derecha la tapia del patio de la casa de Mayoralgo.
En la Plaza de Santa María, frente a la catedral, este palacio era la residencia del obispo de Coria. La construcción más antigua data del siglo XIII, siendo la fachada principal renacentista del siglo XVI y la lateral gótica del siglo XV.









Constituye el centro de la parte baja de la ciudad, con la catedral como núcleo alrededor del cual se levantan gran número de palacios y casas solariegas de sobria belleza, como el palacio de los Golfines, el de la Diputación, etc.














Bellísima iglesia románico-gótica, declarada en época reciente concatedral de la diócesis de Coria-Cáceres. Torre de silueta inconfundible con los nidos de cigüeñas que la coronan y una estatua en bronce de San Pedro de Alcántara en su base.
La concatedral de Santa María es el edificio más importante de la plaza de su mismo nombre. Se trata de una iglesia románica de transición al gótico levantada entre los siglos XV y XVI sobre otra anterior del siglo XIII. De planta rectangular con tres naves contiene en su interior un espléndido retablo del siglo XVI en madera de cedro.






Plaza recoleta dedicada al patrón de la ciudad que constituye la transición entre las partes baja y alta del casco urbano. En una hornacina se encuentra la estatua en bronce de San Jorge a caballo matando al dragón.
Aneja a la plaza de Santa María, esta plaza constituye un escalón intermedio entre la parte alta y la baja de la villa.










Iglesia barroca de planta rectangular de una sola nave. Tiene dos características torres cuadradas coronadas con nidos de cigüeñas.
Barroca del siglo XVIII, esta iglesia y el convento anejo de la Compañía de Jesús fueron construidos por esta orden religiosa unos años antes de ser expulsados de España sus miembros. Los fuertes desniveles obligan a la construcción de unas preciosas escalinatas que descienden hasta la plaza de San Jorge.











Nos dirigimos hacia la parte más elevada del recinto amurallado por una empinada calle escalonada y, antes de llegar a la plaza de San Mateo, nos encontramos con la bocacalle que nos lleva hasta la casa del Sol o de los Solís, gótica del siglo XV con el blasón de los Solís sobre el imponente arco de medio punto de la entrada.














Frente a la casa del Sol nos encontramos la mole imponente de la Torre de Sande, con su impresionante matacán y sus muros cubiertos de yedra.
Es una hermosísima torre gótica del siglo XIV desmochada por orden de los Reyes Católicos como otras muchas de la villa. Es destacable su imponente matacán sustentado por nueve mensulones en contraste con la gracilidad de la ventana gótica con columna geminada de su parte inferior. En el patio de la casa se asienta un restaurante con el nombre de la torre.







El camino nos conduce hasta la plaza de San Mateo en la que encontramos, entre otros edificios reseñables, la iglesia del mismo nombre y el convento de San Pablo habitado por Hermanas Clarisas.
La iglesia de San Mateo está dotada con elementos constructivos de varios estilos al haber sido construida y remodelada a lo largo de los siglos a partir del XIV.








A la izquierda de la iglesia de San Mateo se encuentra el imponente palacio de los Cáceres-Ovando con su torre conocida como de las cigüeñas por su gran altura.
Excepcionalmente conserva las almenas a pesar de que los Reyes Católicos ordenaron desmochar todas las de la ciudad para terminar con las guerras internas de la nobleza cacereña. Hoy es sede del Gobierno Militar.








Aneja a la Plaza de San Mateo se encuentra la de las Veletas. Aquí se ubica la Casa de las Veletas que da cobijo al Museo Provincial y al aljibe árabe del siglo XII de visita obligada.
La edificación principal de la plaza es el palacio del siglo XVI construido sobre ruinas de una fortificación árabe en el punto más elevado de la ciudad. Conserva un aljibe excavado en la roca, segundo a nivel mundial en tamaño tras el de Estambul. Merece la pena visitar el museo y el aljibe.




Retornamos hasta la plaza de San Mateo para tomar la calle Condes en dirección hasta el palacio de los Golfines de Arriba, de impresionantes dimensiones, ocupado en la actualidad por un restaurante.
Se trata de una construcción del siglo XV con reformas posteriores.









Casa mudéjar





Giramos a la derecha y bajamos por la cuesta de Aldana en dirección Norte para llegar de nuevo a la plaza de Santa María; en el camino nos encontramos con una sencilla casa de estilo mudéjar toledano que ha permanecido de forma excepcional en un entorno en el que la nobleza colindante impuso criterios arquitectónicos muy diferentes al suyo.
La presencia de esta casa dentro del recinto amurallado es excepcional puesto que, en la época de esplendor de la ciudad, la nobleza desplazó extramuros al vulgo y construyó enormes palacios donde hubiera casas humildes.







En el descenso de la cuesta de Aldana nos encontramos varias casas solariegas en un enclave abrupto con las calles escalonadas y las casas levantadas sobre la roca del suelo. Se trata de un rincón muy pintoresco.
















El final de la cuesta de Aldana nos conduce directamente a la plaza de Santa María, donde termina este circuito que hemos dado en llamar Ruta 1 y que ha transcurrido por el núcleo central del recinto amurallado de la ciudad.
La longitud del recorrido es de aproximadamente 800 metros y puede realizarse en 1 hora sin tener en cuenta los tiempos de visita a museos, iglesias y palacios.




• Ruta 2




En esta segunda ruta, comenzamos el recorrido extramuros, desde la plaza de San Juan dirigiéndonos hacia la plaza de las Piñuelas y, girando a derecha, acceder bajo un arco abovedado de ladrillos hasta lo que fue un postigo y hoy es el arco de Santa Ana.
Se trata de un postigo lateral de la muralla convertido en puerta de acceso y, en el siglo XVIII, llevado al estado en el que se conserva. Intramuros, sobre el arco, una hornacina contiene la imagen de Santa Ana.







Una vez en el interior del recinto, giramos hacia abajo por el precioso Adarve de Santa Ana hasta llegar al Arco de la Estrella en el que se inició la Ruta 1.
Los adarves recorren la muralla intramuros permitiendo su circunvalación. Desde los palacios establecidos frente a las torres albarranas proyectadas al exterior surgían pasarelas de acceso a las mismas en forma de arco para salvar el adarve. Hoy en día se conservan algunos como el que surge del palacio de la Generala hasta la torre almohade del siglo XII llamada del Horno.








Palacio de Moctezuma












Superado el Arco de la Estrella, el adarve termina con la mole impresionante del palacio de Moctezuma, que ocupa el vértice norte del recinto amurallado.
Este palacio del siglo XVI y estilo renacentista edificado sobre una antigua casa del siglo XIV fue remodelado por un descendiente de Isabel de Moctezuma, hija del último emperador azteca, de quien recibe el nombre.























Palacio de Carvajal








Desde el palacio de Moctezuma nos dirijimos por una calleja de las traseras del palacio Episcopal hasta llegar nuevamente a la plaza de Santa María y, una vez allí, girar a la izquierda para encontrarnos con el precioso palacio de Carvajal, sede actualmente del Patronato de Turismo y Artesanía de la Diputación de Cáceres.
Fantástico palacio gótico del siglo XV con un espléndido arco de impresionantes dovelas y un bonito balcón de esquina. Por la calle de la Amargura, trasera a la catedral, se puede ver su torre redonda de la primera época de la reconquista de la ciudad. Es posible el acceso libre al magnífico patio interior, representativo del estilo empleado en otros palacios de la ciudad.











Arco del Cristo









Siguiendo hacia abajo la calle de la Amargura, en dirección Este llegamos nuevamente a la muralla y tomando dirección Sur por el Adarve del Cristo hasta encontrarnos con la puerta más antigua conservada en la muralla: el arco del Cristo fechado en el siglo I y de origen romano, construido en sillares de granito.
Vestigio de la que fuera colonia romana Norba Caesarina, este arco recibe su nombre del Cristo ubicado en una hornacina sobre él.

























Continuando por el adarve en dirección sur, nos encontramos con una minúscula iglesia del siglo XV adosada intramuros a la muralla.
Nos encontramos en pleno barrio judío, en una zona de estrechas y empinadas callejuelas donde vivieron hasta su expulsión los judíos cacereños. La ermita actual se edificó sobre la antigua sinagoga.


























Tomamos la calle del Rincón de la Monja, todavía en la judería, para acercarnos a las escalinatas que dan acceso a la plaza de las Veletas.
Esta angosta y empinada calleja nos conduce hasta la casa de los Caballos, sede del actual Museo de Arte Contemporáneo anejo al Museo de las Veletas. El fuerte desnivel se salva con escalinatas que conducen directamente a la plaza de las Veletas, por donde ya pasamos en la Ruta 1.
Desde la Plaza de las Veletas nos dirigimos hasta la de San Mateo y, una vez allí, tomamos la calle Ancha dejando a nuestro alrededor imponentes palacios y casa solariegas hasta encontrarnos con el palacio del Comendador de Alcuéscar, hoy Parador Nacional de Turismo.
Inmenso palacio del siglo XIV que ha sufrido diversas remodelaciones conservando la torre como elemento más antiguo.
El final de la calle Ancha nos conduce directamente hasta lo que fue la puerta de Mérida con la muralla integrada en los edificios colindantes. A la izquierda dejamos la casa de los Pereros y a la derecha, adarve adelante, encontramos el que fuera Hospital de los Caballeros.
Hermoso rincón en el adarve sur de la villa construido en el siglo XVII en estilo gótico para su uso como hospital, aunque se convirtió en poco tiempo en vivienda particular.
Siguiendo por el adarve de Mérida, tomaremos de nuevo dirección norte por el adarve de P. Rosalío y volveremos a encontrar el arco de Santa Ana donde empezó y termina este circuito que hemos dado en llamar Ruta 2 y que ha transcurrido por la periferia del recinto amurallado de la ciudad.
La longitud del recorrido es de aproximadamente 1.500 metros y puede realizarse en 2 horas sin tener en cuenta los tiempos de visita a museos, iglesias y palacios.

Reseña Historica de Cáceres






El conjunto urbano de Cáceres constituye un privilegiado enclave monumental que ha sabido conservar testimonios significativos de los distintos pueblos y culturas que se han asentado en su territorio. Desde los tiempos del Paleolítico Superior hasta la gran expansión urbana del siglo XX, la capital de la Alta Extremadura encierra orgullosa un rico patrimonio cultural, cuyo excelente estado de conservación propició su declaración como Monumento Nacional en 1949, y su proclamación por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1986.
La muy temprana ocupación humana de su entorno queda evidenciada en las pinturas rupestres paleolíticas de la cueva de Maltravieso. Hoy prácticamente integrada en el casco urbano, sus manos en negativo guardan el secreto de primitivos ritos de iniciación. No faltan restos del poblamiento de la Edad de los Metales, como la pequeña cueva del Conejar, conformada, igual que la anterior, en el área próxima del calerizo.






Pero los primeros vestigios de cierta entidad en Cáceres corresponden a la etapa romana. Se considera que el núcleo primitivo de la actual ciudad surgió a partir de la colonia Norba Caesarina, fundada con los veteranos de varios campamentos militares próximos hacia el año 25 a. C. por el cónsul Lucio Cornelio Balbo. De esta época nos han llegado diversas inscripciones
-algunas de ellas embutidas en los muros del barrio antiguo-, piezas escultóricas y algún fragmento de la muralla, construida a caballo de los siglos III y IV d. C., y de la que aún persiste en pie la puerta oriental, conocida como Arco del Cristo.
Tras un probable paréntesis de despoblamiento y abandono de la vieja colonia romana, la ciudad cobra renovada actividad con la llegada de los árabes. La nueva población musulmana reconstruye el núcleo intramuros, y reedifica sus nuevas murallas y torres de tapial sobre los recios sillares graníticos romanos. Los restos constructivos supervivientes de esta época -buena parte de la cerca de la alcazaba y el notable aljibe del desaparecido alcázar, hoy palacio de las Veletas- pertenecen ya a la etapa almohade, y, concretamente, al último tercio del siglo XII, momento de inestabilidad política y militar a causa del amenazante avance de las tropas cristianas. Esta imponente muralla demuestra la importancia estratégica que poseía Cáceres como bastión clave en el acceso hacia la cuenca del Guadiana.






Con la definitiva Reconquista cristiana del lugar, acaecida en 1127 o 1129 tras años de numerosas contiendas, Cáceres se convierte en una villa libre de realengo, condición que mantiene hasta 1882, cuando Alfonso XII la erige en ciudad. Durante los siglos XIII y XIV diversas familias nobiliarias del norte de la península comienzan a construir sus casas solariegas dentro del recinto amurallado, sobre el sustrato musulmán, dando lugar a la arquitectura característica del casco antiguo de Cáceres: edificaciones austeras, de fuerte carácter defensivo, con paramentos lisos a base de mampostería y sillares graníticos. De finales del siglo XIV, y especialmente de las reformas, ampliaciones y nuevas construcciones efectuadas durante el XV y XVI, datan la gran mayoría de los edificios civiles y religiosos que componen el casco antiguo cacereño. Sus numerosas torres palaciegas, muchas de ellas desmochadas a mediados del siglo XV por orden de los Reyes Católicos como vergonzante castigo a las facciones aristocráticas opuestas a su causa, son un callado testigo de los conflictos nobiliarios que asolaron a la Extremadura de fines de la Edad Media.
La gran actividad constructiva de estas centurias es un claro síntoma de fuerte impulso económico, nacido de la tierra y de la conquista americana, que se traduce también en un importante crecimiento demográfico. La ciudad desborda las viejas murallas, y crea barrios extramuros en torno a la Plaza Mayor -que sustituye a la vieja plaza de Santa María en sus funciones económicas y municipales-, en el flanco occidental, y la denominada "judería", que se descuelga por el abrupto costado oriental del barrio antiguo. Se construyen también iglesias extramuros, que configuran nuevas parroquias -colaciones de Santiago y San Juan de los Ovejeros, ésta última vinculada a las actividades de la Mesta-, y palacios en torno a la Plaza Mayor, que muestran orgullosos rasgos constructivos del nuevo estilo renacentista.
Tras un siglo de profunda crisis -el XVII-, se observa una tímida recuperación durante el XVIII, momento en el que se producen algunas reformas urbanísticas, se reconstruye la entrada principal al barrio antiguo -Arco de la Estrella-, se inician algunas grandes empresas constructivas -Iglesia y colegio de la Compañía de Jesús-, y se reforman palacios, conventos y ermitas. Intentos importantes de modernización del núcleo cacereño fueron el establecimiento de la Real Audiencia a fines del siglo XVIII, o su conversión en capital de la Alta Extremadura en 1833.





Sin embargo, estas funciones administrativas no terminaron de hacer despegar a la ciudad, cuyo trazado urbano permanece prácticamente inalterado hasta finales del siglo XIX o inicios del siguiente, momento en el que se diseñan y desarrollan los primeros ensanches: calle que une la Plaza Mayor con la de San Juan, o el futuro Paseo de Cánovas. De igual modo, el descubrimiento de unos yacimientos de fosfatos en 1864 en las proximidades del núcleo urbano -Aldea Moret-, y la inauguración del ferrocarril en 1881, permiten la ampliación de la ciudad hacia el sur durante el primer tercio del siglo XX. Igualmente el palacio de la Real Audiencia y la Plaza de Toros serán sensibles focos de atracción urbana. Estas áreas de expansión permiten el desarrollo de una arquitectura pseudomodernista y de renovación de una burguesía agrícola y comercial, que marca el último momento de florecimiento constructivo de la población.
Actualmente Cáceres es un núcleo universitario y de servicios, con una creciente actividad cultural entre la que merece destacarse la celebración de festivales medievales y certámenes literarios y artísticos, consolidados a partir de su declaración como Patrimonio Mundial. Nos encontramos, en definitiva, con una ciudad que está aprendiendo a conjugar modernidad con una extraordinaria herencia histórico-artística, a ofrecer simultáneamente en un sólo recinto servicios turísticos de primera calidad, y uno de los más sugerentes y auténticos viajes al pasado del circuito monumental español.



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